Más de 30 000 colectivos de base desplegados en todos los rincones de la patria”, afirmó el también esposo de la mandataria Xiomara Castro.
Con esas palabras, el coordinador general de Libre ha confirmado lo que para muchos ya era un secreto a voces: los colectivos oficialistas no son simples estructuras de apoyo, sino una red nacional con fines políticos y estratégicos.
–La naturaleza de los colectivos para nadie es desconocida, buscan intimidar.
Críticos y analistas no tardaron en reaccionar, señalando que esta afirmación revela la verdadera naturaleza de los colectivos de Libre y el propósito detrás de su constante despliegue en escenarios de confrontación. “Ahora se comprueba el verdadero guión de desestabilización del oficialismo. Mel Zelaya está siguiendo el libreto venezolano, paso por paso”, declaró el analista Héctor Corrales, director de NODO Honduras.
Corrales, recientemente consultado por Proceso Digital al respecto, fue enfático al calificar a los colectivos como un “brazo informal del Gobierno, diseñado para ejercer violencia e intimidación sin que el Estado asuma responsabilidad”. Esta advertencia no es nueva: la socióloga Julieta Castellanos ha responsabilizado públicamente tanto a Zelaya como a la presidenta Xiomara Castro por los actos de violencia protagonizados por estos grupos en el Congreso Nacional y en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
En efecto, las agresiones recientes en el Hemiciclo Legislativo y la toma violenta de las instalaciones del CNE para impedir el proceso de licitación del sistema TREP —clave para garantizar la transparencia electoral— no fueron hechos aislados. “No fue protesta, fue intimidación directa”, aseguran observadores electorales.
La politóloga María Luisa García fue aún más directa: “Los colectivos representan una amenaza para la estabilidad nacional. Estamos ante una estructura paralela de control y represión que responde directamente al liderazgo de Zelaya”.