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SOBRE EL EVENTO

Início: 03/11/2022 09:00
Fin: 03/11/2022 23:00

LA ESPERANZA POR LA LLEGADA DE LA CICHIE

El llamado del fiscal de la Uferco, Luís Javier Santos, para que la lucha contra la corrupción y la instalación de una Comisión Internacional Contra la Corrupción en Honduras (CICIH), no quede en el discurso—como parece ser una intención oculta—solo ratifica que la lucha contra la corrupción es un aliado incómodo cuando se trata de desenredar la hebra. Aparece el exorcismo, los diablos y los diablillos.

La CICIH ya no se vuelve “tan querida” como fue en la campaña y al inicio del presente gobierno. Al trascender el borrador preliminar de un memorando de entendimiento elaborado por Naciones Unidas, el amor por la CICIH empezó a desvanecerse: la ruta para la llegada de la Misión era clara, con fases y momentos, pero bajo el cerrojo de independencia, autonomía y capacidad para poder acusar, con acompañamiento o no del Ministerio Público. El traje que se elaboró desde la ONU fue adecuado, no violenta soberanía, ni otras leguleyadas propias de quienes gustan enredar la ley para confundir y para desinformar.

La CICIH no va estar en Honduras por siempre, la CICIH, a la par de investigar y presentar casos en los tribunales de justicia, ayudará a fortalecer las instituciones, propiciar las reformas, leyes o derogaciones precisas para que la justicia respire, para que los operadores de justicia actúen y para que la esperanza no se apague en un país que por más de tres décadas no sale del vagón de la corrupción, según el índice de Transparencia Internacional.

Pero la respuesta del gobierno del bicentenario a ese memorando fue torpe, llena de cortapisas y discursos públicos de pena ajena. Se cubrían de “soberanía e independencia” para ocultar su incomodidad. Y empezó la danza de los culpables: que si la narco dictadura, que si el PN no quiere aprobar reformas que impiden avanzar en la investigación de la corrupción con los subsidios, que si el CNA no habló del pasado, que si la sociedad civil quiere “desestabilizar”, que si la “matriz mediática” se inventa noticias para desprestigiar; que si la iglesia habla más de la cuenta; que si los poderes fácticos están asustados; que si el pepenador de la calle no ve que existe la red solidaria y la “caja de la esperanza” (las nuevas ayudas humanitarias), que si nadie sabe dónde está el dinero…En fin, muchos santos y demonios culpables de tremenda torta de corrupción e impunidad en la que está sumergido el país.

La corrupción en Honduras ha sido sistémica, estructural, transversal y endémica. Desmontarla no será con discursos, desmontarla requiere de voluntad política y deberá ser un proceso gradual y permanente. Cuando se anuncia en campaña que se va a traer la CICIH y se hace la solicitud, una vez en el poder, es porque existe convencimiento que la institucionalidad del país no es la más robusta y que la contaminación ha sido tal, que requiere oxígeno para poder empujar en la dirección correcta.